María San Gil anunció anoche que no colaborará en la redacción de la ponencia del PP. Es decir, que se baja de este carro que intenta echar a andar Mariano Rajoy con menos lastre o, por lo menos, con un lastre diferente.
Porque González Pons es una cara nueva, pero también un discurso viejo.
Lo que no creo que haya calculado bien la guipuzcóana son las consecuencias de su decisión. Y no me refiero a que vayan a arrinconarla (algo que puede pasar), sino que, a la hora de ser candidata, no es muy vendible la idea de votar a alguien que no está de acuerdo con quien manda más.
O eso, o le sale la jugada redonda, Rajoy se va con la cabeza gacha y ella se arrima a Madrid.
lunes, 12 de mayo de 2008
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