viernes, 29 de febrero de 2008

Eh, tú, que eso lo inventé yo

Sorprendido. Como poco eso es lo que puedo estar viendo a algunos dar la vuelta a la tortilla de las ideas durante la campaña.

Ahora que vuelve a ser noticia, muchos vizcaínos podemos recordar cómo PSOE, PP y Batasuna se opusieron al Guggenheim, y acusaron al PNV de hacer un gasto inútil. Y durante las pasadas elecciones municipales, la rosa de los socialistas bilbaínos se inspiraba abiertamente en el edificio de Frank Gehry. Perfecto colofón al aburrimiento que provoca escuchar cómo insisten, junto al PP, en que ellos nunca dijeron “que no” al museo.

Otro ejemplo: el Metro era la peor idea del mundo en plena recesión económica. El PNV se quedó solo defendiendo un proyecto que era, a todas luces, una bilbainada tirando a idea de bombero. Pero el tiempo les dio la razón y el ingente gasto público contuvo la depresión que se avecinaba en la comarca, repartiendo el trabajo. Y hoy los programas electorales de la oposición en Euskadi recogen las mejores ideas para ampliar el Metro en trazados inverosímiles sólo por acceder a una bolsa de votantes.

Y ahora resulta que la celebérrima “Y” vasca es una idea socialista. Vamos, que Nuria López de Gereñu se ha partido la cara por defender una propuesta controvertida para que, en campaña, digan los de Patxi López (por cierto, no me equivocaba: apenas va asomar la cabeza hasta la noche del 9 de marzo) que es cosa suya.

A ver. Que es cierto que la idea comenzó a forjarse cuando el PSE estaba en el Gobierno vasco. Y no es menos cierto que, en última instancia, será el Ministerio de Fomento (duerma quien duerma en La Moncloa) el que pague la enorme factura de la alta velocidad vasca. Pero sólo son verdades a medias: que el PSE fuera parte del gobierno no pasa de circunstancial, porque es un proyecto del PNV. Y sí, el que soltará la pasta será Fomento (porque las líneas ferroviarias están sin transferir), pero es un dinero que viene de Europa y que el Gobierno vasco ha adelantado en su totalidad, porque es Lakua quien gestionan la obra.

No obstante, todo esto da igual en campaña: ahora que el proyecto está muy avanzado es el momento de levantar el dedo sin ruborizarse y decir: “Eh, tú, que eso lo inventé yo”.

Y la última: el PSOE y el PP son los que más y mejor defienden el concierto económico y la fiscalidad vasca. Y todos los problemas los ha provocado únicamente el Gobierno de Ibarretxe. Obviando que son las comunidades limítrofes, gobernadas por PP las que han empezado este embrollo. Y que ambos partidos que se han negado a blindarlo.

En comunicación hay muchas normas básicas. Vamos, que cada autor tiene su gran idea. Pero parece que hay un consenso en eso de no mentir. Y también en no dar mensajes difíciles de comprender, como que se defiende lo que, al mismo tiempo, se ha atacado.

Porque una cosa es contradecirte un tiempo después, como el Guggenheim o el Metro, y otra es hacerlo casi al mismo tiempo. En ocasiones, un silencio acertado hace muchos amigos (e incluso algún votante).

martes, 26 de febrero de 2008

Todos esperábamos más

Así es. El debate defraudó a todo el mundo salvo a los gabinetes de los contendientes, que habían preparado la estrategia para no perder. A la italiana. Esperando sin rubor un error del otro. Vamos, que todo queda para el partido de vuelta.

Pero ayer, en TVE1, Cuatro, La Sexta, Veo TV y Net TV no pasó nada. De hecho, aquello fue tan exasperantemente planificado que los simpatizantes de los candidatos pueden tener libremente hoy la sensación de que el suyo ganó el debate. Incluso de aquellos candidatos que no estaban junto a Manuel Campo Vidal (un pelín protagonista).

Zapatero intentó demasiadas veces meter a Rajoy en el cuerpo a cuerpo. De hecho, arriesgó demasiado atacando e interrumpiendo constantemente al del PP para ver si se ponía nervioso. Y estuvo a punto de conseguirlo varias veces, pero el cambio de turno siempre benefició al helicopterofóbico.

Y el gallego intentó una y otra vez desempeñar el papel de tipo cercano, de andar por casa, que conoce los problemas del populacho. Pero resulta tan increíble que, en ocasiones, roza el ridículo. Además de eso, los constantes vistazos a su izquierda (estaba notablemente más nervioso que Zapatero) y su insistencia en que el Presidente había mentido en un montón de cosas, le restaban credibilidad.

No obstante, ninguno de los dos se salió un milímetro del guión memorizado y cumplieron a rajatabla el plan previsto. Así, cuando uno avanzaba un poco, el otro recuperaba el terreno de inmediato. Se ajustaron tanto al guión que daba la sensación de que las declaraciones posteriores desde las ejecutivas de los partidos también estaban escritas previamente y no hubo que cambiarlas ni una coma.

Por si fuera poco, en uno de los temas más crispantes, Rajoy iba a darle duro con lo del terrorismo y Zapatero demostró la calma de quien tiene la conciencia tranquila. Vamos, que ni en esto.

Eso sí, en los temas comunes estaban de acuerdo: insistieron en que cada uno de ellos representaba al 50% de la población. Algo totalmente erróneo, pero claramente despreciativo hacia los partidos con menor representación.

Finalmente, en lo que toca a Euskadi, poca cosa. Y eso creo que es bueno: nosotros a nuestra bola y que luego no se quejen, porque no nos hicieron ni caso.

Pero hubo un debate paralelo: el de las televisiones. Al final, ninguna de las afines a la derecha española lo emitió salvo la digital Veo TV. Y de entre las favorables al PSOE, cada una tuvo su sello.

Especialmente decepcionante fue el programa de Gabilondo en Cuatro, muy politizado y con la dogmática Maria Antonia Iglesias que no creo que nadie sepa si invitarla es error o acierto. En La Primera se obsesionaron con la información de tal modo que la única presencia de Lorenzo Milá y Ana Blanco quedó bastante escasa. Y en La Sexta siguen yendo a su bola, con un especial de El Intermedio (el programa de Wyoming) y un Fernando González Urbaneja tan acertado como siempre y que compensó la falta de jovialidad de Ramón Jáuregui.

Al final, no sabías con cual quedarte. Y es que hasta las televisiones decepcionaron.

lunes, 25 de febrero de 2008

Tres, dos, uno...

Ya ha comenzado la campaña. Desde la noche del jueves al viernes, con la pegada de carteles, esta huida hacia delante se resolverá, sí o sí, el próximo 9 de marzo.

En medio, durante estas dos semanas, mucha violencia verbal, miles de actos con escenarios desmontables, sondeos, especulaciones y, para variar, dos debates televisivos entre los candidatos con más opciones a la presidencia del Gobierno.

A este respecto, un par de apuntes. Por un lado, que el PP ha escrito una mala carta de presentación al empeñarse en que el PSOE no ganara de ninguna de las maneras la batalla de los canales. El hecho de que se emita en abierto (con mayor cobertura por parte de las cadenas afines al PSOE) parece la consecuencia de una cómoda negativa de Pepe Blanco y una falsa sensación de victoria de los de Rajoy.

Por el otro, es bastante curioso que el PP sólo se aventure en este tipo de caminos peligrosos (la tensión que generará este debate a los gabinetes va a restar años de vida a sus participantes, sin duda) desde la oposición. Aún estoy pensando por qué puede ser esto, pero resulta destacable.

Y para terminar, me arriesgo a vaticinar que, en contra de lo que piensa la mayoría, el vencedor del debate de esta noche va a ser Mariano Rajoy. Por el simple motivo de que está por detrás y esto le va a empujar a ir a por todas, y porque tiene mucho margen de mejora. Mientras que Zapatero ha creado tan buenas expectativas que necesita una actuación perfecta para que reconozcamos que ha hecho un buen debate.

Siguiendo con los vaticinios, otro un poco más sencillo: parece claro que el PSOE ganará las elecciones (siempre que movilice a todos los que dicen que le votarían), y que la imagen de el gallego se disolverá en la siguiente legislatura a favor del sector más tecnócrata del PP.

Sin duda, la bipolarización de la campaña será lo más duro para todos los receptores de mensajes. Esto puede provocar una reacción contraria a la esperada, y favorecer a quien pretende perjudicar. De este modo, el resto de partidos (empezando por IU) pueden recibir los votos de la marea de aburridos que va a generar esta campaña tan dura (nuevamente, si movilizan a esos electores).

En este sentido, en Euskadi, Patxi López limitará su presencia para minimizar las posibilidades de meter la pata, y seguro que le veremos el nueve de marzo para decir, por enésima vez, que ha ganado. Personalmente, creo que se puede llevar una desagradable sorpresa si, al final, el PNV recupera el terreno que Zapatero suele ganar para el socialismo vasco.

Finalmente, entre tanto aburrimiento fácilmente previsible, ha surgido en La Sexta un gran progama, el del follonero de Buenafuente. Altamente recomendable.

jueves, 21 de febrero de 2008

El día que Fidel Castro dejó de gobernar Cuba

Parecía que nunca iba a pasar, que Fidel Castro (de 81 años y líder del régimen durante 50), siempre iba a ser el que mandara en Cuba. Pero el pasado martes 19 de febrero de 2008, el Comandante anunció que se iba.

¿Qué va a pasar ahora? Pues en la isla caribeña quieren lo más difícil: mantener el socialismo castrista al mismo tiempo que la comunidad internacional retira los embargos porque el que los motiva ya no está al frente. Pero sobre todo, lo que va a haber es mucha, mucha incertidumbre.

Lo que está bastante claro es que el hermano de Fidel, Raúl (76 años), será su sustituto. Y esta sucesión invita a imaginar al mayor de los Castro manejando al pequeño como un títere mientras gobierna en la sombra. Por lo menos hasta que Carlos Lage (sólo 56 años), el mejor colocado para una sucesión efectiva, esté listo para impulsar cambios reales en Cuba.

Lo peor, sin duda, es que después de diez presidentes estadounidenses, será el impresentable de George Bush Junior el que se va a colgar la medalla de que pudo con Fidel Castro.

Nunca he estado en Cuba, no sé si aquello está mejor o peor de lo que parece, ni si el apoyo al régimen es amplio, minoritario u obligado. Pero lo único seguro es que la imagen que proyecta la isla es única, mezclando el régimen con el modo de vida caribeño. Y que nunca volverá a ser igual, porque se acaba de escribir la última página de este tramo de la historia cubana.

lunes, 18 de febrero de 2008

el conflicto del no

En comunicación, uno de los errores más típicos es negar la existencia de un conflicto (cualquiera que sea). Negarlo con tanto ahínco que la discusión y la confrontación acaban por generar otro conflicto. Pero es que, además, la negación obstinada e irracional (por eso de la falta de razones) es una de las señales más explícitas de la existencia de ese conflicto.

El ejemplo más claro, sobre todo en Euskadi, es la negación que hace el PP de la existencia de un conflicto político vasco. Como hemos dicho, precisamente su negación es la naturaleza del conflicto: la insatisfacción nacional que siente una parte de la ciudadanía porque los que están en frente no reconocen sus reivindicaciones.

Pero ayer y hoy estamos asistiendo a un hecho histórico que también lleva vinculado un conflicto de reconocimiento del conflicto. Pues la independencia de Kosovo, que se ha autodeterminado, está provocando reacciones de negación en gobiernos con problemas similares al de Serbia. Es decir, con naciones sin estado que reivindican lo segundo como lo primero.

De este modo, el Gobierno español (sin ir más lejos), además de no situarse claramente a favor de este nuevo Estado niega sin que se lo pregunten cualquier parangón con el caso vasco.

Por lo tanto, ¿esta negación no implica un reconocimiento de que sí hay tema?

Además, el nacionalismo vasco se está limitando a avivar el fuego del derecho de autodeterminación, pero en ningún caso habla de casos similares, hermanos o paralelos. Como asesor de alguno de estos partidos o del propio Gobierno vasco yo también me habría negado a hacerlo, pues no es bueno, mire por donde se mire, intentar asemejarte a un país con una situación tan precaria, por mucho que se hayan autodeterminado.

De todos modos, la amplia mayoría con la que ha salido adelante la independencia merece felicitar a los kosovares, simplemente porque, como sugieren los datos, es lo que querían.

Aunque a muchos no les guste, esta autodeterminación es histórica.

viernes, 15 de febrero de 2008

Una birria de huelga

La huelga convocada por la izquierda abertzale (y apoyada únicamente por LAB) que tuvo lugar ayer ha resultado un absoluto fracaso.

Quien quiera puede justificarlo como le dé la gana, pero no se le puede dar muchas más vueltas.

Batasuna y cualquiera que ocupe su lugar han acabado por cansar incluso a una parte importante de sus propios votantes. Porque resulta más que significativo que la ilegalización de ANV y EHAK haya obtenido una respuesta tan tibia.

Será porque ya no cuela. Porque en el ambiente flota la idea de que habrá otro partido que ocupe su lugar sin darle mucha más importancia. Que todo esto ha sido una puesta en escena del PSOE para asegurar su victoria. Y en círculos cercanos al PNV se sospecha de que en las elecciones autonómicas vascas el gobierno socialista no será tan expeditivo, porque está claro que la existencia de la última versión de Batasuna le beneficia directamente.

Vamos, que ya nadie se cree eso del estado de excepción. Que la gente ya está cansada de tanto conflicto. Sobre todo cuando ha quedado claro que, quien quiera puede crear un partido legal sin mucho problema pero con notable éxito, como Aralar.

miércoles, 13 de febrero de 2008

Una agresión injustificable


La presidenta del PP vasco, María San Gil sufrió un intento de agresión condenable en Santiago de Compostela ayer.

No me escondo, ella no me gusta. Ni su discurso vacío, ni su agresividad, ni su recurrente estilo de flirteo con el insulto. Pero es precisamente eso, que gente como ella pueda presentarse libremente y que otros a los que sí les gusta la voten, lo que hace grande a la democracia. Por supuesto, los que la hacen pequeña son actos execrables como los de ayer.

Según todas las informaciones de hoy, se trataba de un grupo de independentistas. De niñatos sin ideas para boicotear actos de manera más efectiva y original que la agresión, diría yo. Esa gente que, en nombre de la conculcación de derechos, se arrogan más derechos de los que les corresponden, como el del zarandeo.

Lo más exagerado de todo es que, durante el altercado pudo oírse un “que te maten” de lo más preocupante. No se sabe si iba dirigido a la propia María, a alguno de sus guardaespaldas o de los policías municipales que la custodiaban, pero de cualquier manera me parece especialmente indignante.


Pero hay algo peor: muchos dirán que este tipo de actos siguen el modelo vasco. Por desgracia, creo que pueden llegar a tener parte de razón. Gandhi decía: “Cuida de los medios y los fines cuidarán de sí mismos”. Eso es lo que hay que tener en cuenta. Eso, y que hay un tipo de independentismo que no se basa únicamente en la violencia, el recurso de los más incapacitados.


(una imagen curiosa de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Santiago de Compostela, lugar de los hechos: el auditorio no da a la calle)

martes, 12 de febrero de 2008

Manuel Pizarro

Vale, ya estoy de vuelta, ya estoy centrado. Hablemos de elecciones, hablemos del PP, hablemos de Pizarro.

Aún está por ver que el fichaje estrella de la derecha española haya sido un acierto o, cuanto menos, rentable. Porque no me creo que este tiburón esté únicamente por amor a los colores en un partido cercano a quemarse a lo bonzo.

Y es que, el número dos de la candidatura del PP por Madrid aún no ha marcado las diferencias esperadas en planificación económica. Más bien todo lo contrario, y eso que Solbes pierde credibilidad con cada declaración que hace y más fácil no se lo puede poner.

Además, recordar que el ex Presidente de Endesa se afilió el día de su presentación, y que sus avalistas eran Rajoy y Aznar, proyecta una imagen de partido de la élite y para la élite, alejada de la ciudadanía que ha respaldado a la oposición mayoritaria con manifestaciones multitudinarias.

En resumen (y este va a ser un post corto, para variar la tendencia), que por mucho que nos quieran vender también esta moto, si un tío fichado para reforzar no cumple con su papel, no podemos hablar de éxito en la maniobra.

Por cierto, me da la sensación de que si cambiamos los nombres propios por Robben, Ronaldinho, Schuster y Calderón, respectivamente, nos queda un post la mar de futbolero.

lunes, 11 de febrero de 2008

Belfast para vascos


Llevo en esto de la investigación en comunicación desde 2003, y salvo los tres días que pasé en Barcelona visitando la UAB y un par de cursos de verano, apenas he salido de mi despacho hasta ahora. Vamos, que los dos únicos desplazamientos en casi cinco años los he hecho en semanas consecutivas.

Y así es como acabo de volver de Belfast. Una ciudad impresionante en el sentido más puro del término. Porque no se trata de que todo lo que nos han contado en las películas sea mentira, no. Lo que pasa es que se queda corto.

Después de día y medio en la capital de Irlanda del Norte, me parece que lo de Bilbao es un conflicto de juguete comparado con el que sufrieron allí. Y entiéndaseme bien, por favor: cualquier conflicto violento me parece grave, y la muerte o el padecimiento de una sola persona me parece motivo sobrado para condenar e intervenir sin dudarlo. Del mismo modo que considero que el conflicto político vasco puede ser de un calado similar siempre que se permita explicarlo.

Pero con lo que no trago (tampoco lo he hecho nunca, pero ahora tengo motivos) es con que en Euskadi, las varonesas (sí, sobre todo ellas) de las amenazadas españolas salen con miedo a la calle, ni con que el Gobierno español pretende proclamar un estado de excepción con las ilegalizaciones de ciertos partidos que no son legales porque no quieren.

Mentira.

Atravesar el muro que separa a católicos y protestantes hace pensar inevitablemente en aquellas personas que, en los años más sangrientos, tenían que salir a la calle a trabajar, estudiar o hacer la compra. Ellos/as sí que tenían motivos para sentir miedo.

Y los alambres de espino que protegían guarderías y fábricas, los murales y la atalaya de la policía británica, que deja vislumbrar tanto el temor de los allí destinados como la impunidad con la que trataban a los detenidos, sí que transmiten una sensación de conculcación de derechos y de excepcionalidad... en Europa.

Y sí, es cierto que la UE está inyectando grandes cantidades de dinero y que, hoy, es una ciudad segura que trabaja por reparar el dolor y porque éste no se repita. Pero en el ambiente se nota que allí acaba de pasar algo terrible.


Finalmente, nuestros anfitriones en Belfast (de los que espero poder hablar cuando toque) nos dejaron estupefactos con su discurso postconflicto y postnacional. Esto es: hablaban del mismo con una solvencia y tranquilidad pasmosa, sin entrar en jardines no porque los evitaran, sino porque no eran necesarios: las cosas ocurrían, y eso fue lo que nos contaron. Ahora, sólo queda profundizar... y regresar, espero.


(en la imagen, uno de los inumerables murales que hay en las paredes de la ciudad. Algunos más explícitos que otros)

lunes, 4 de febrero de 2008

Un congreso en Santiago


Pues sí, por eso no ha habido actualizaciones: la última semana de enero me la he pasado en Santiago de Compostela, en el congreso fundacional de la Asociación Española de Investigación en Comunicación.

Personalmente, pondría un notable alto a estas jornadas, perfectamente organizadas, en un entorno más que apropiado, pero con carencias tanto en las comunicaciones como en las ponencias. Vamos, que tampoco he aprendido demasiado.

Además, y como bien se comentaba en los corrillos durante las comidas (al nivel de la gastronomía gallega en general: muy buenas, y el albariño ni te cuento), el sistema ha de revisarse: nadie puede pretender que los asistentes permanezcamos atentos en una sucesión de monólogos durante ocho horas. Sería mejor avivar el debate. Conversar de lo que somos y a dónde queremos ir, en este caso, y dejar de congratularnos porque, simplemente, somos capaces de reunirnos.

De este modo, lo mejor del Congreso ha sido, precisamente, eso: que en su labor de punto de encuentro y posibilitar conversaciones en petit comité, ha funcionado a la perfección. Y así, entre viejos conocidos de otras universidades y nuevos que espero encontrarme a partir de ahora, pasamos tres días estupendos.

Las jornadas, no obstante, me han servido para confirmar un par de ideas:

La primera, que tal vez en la UPV necesitemos algo así para creernos que nosotros también somos capaces de organizar bien algo tan grande (y carísimo). Y que no debemos tener vergüenza en usar el euskera como idioma oficial y científico de un encuentro con más gente de allí (cualquiera que sea su origen) que de aquí. Y no es la primera vez: la cumbre de ciudades y regiones que se celebró en Bilbao se tradujo a un buen montón de idiomas... salvo al euskera.

Porque este congreso, insisto que magníficamente organizado, ha sido, al mismo tiempo, una exhibición legítima de galleguismo: la presidenta de la Comisión Organizadora, Margarita Ledo Andión, usó sólo la lengua de Lázaro Carrater, entre otros, para dirigirse al heterogéneo público que escuchábamos. Y la última de las ponencias correspondió al publicista estrella del panorama gallego, Miguel Conde Lobato, responsable de transmitir que Galicia es una marca de país y una potencia. Incluidos dos anuncios al más puro estilo Vaya Semanita.

A lo que voy es que, si en un encuentro internacional celebrado en Bilbao, los organizadores se dirigiesen sistemáticamente en euskera a los presentes, “maleducado” sería el calificativo más suave que les/nos dedicaran. Y, al mismo tiempo, si cerráramos diciendo que Euskadi es un país y una potencia, la mitad del aforo, o más, se hubiera levantado y se hubiera marchado antes de la clausura oficial.

¿Qué pasa? Yo sigo pensando, a ver si encuentro una respuesta que no me indigne.

La segunda intuición que confirmé, más espuria, es que uno, cuando entra a un bar en Santiago, siente que tiene cara de primo potencial. Porque, una vez más, tengo la sensación de que en la ciudad Santa, más de una vez me han cobrado redondeando por arriba tanto como han querido.

Hay que tener cuidado con esto, porque no lo hacen todos los hosteleros, pero generalizar es peligrosamente fácil. Eso sí, ¿cómo marchar sin picar un poco de marisco, una ración de pulpo o un chorizo a ese magnífico vino blanco que tienen?

Pero trabajar, hemos trabajado. Que conste.

(en la imagen, una inscripción en la mesa de un aula de la Facultad de comunicación de Santiago de Compostela. No he podido evitar que me vinieran a la cabeza, en más de una ocasión, las palabras de Anxo Quintana diciendo que muchos gallegos son nacionalistas, pero no lo saben)