Dicen que Nicolas Sarkozy es abstemio. Dicen que su cortesía y su sentido del protocolo le obligaron a no rehusar la invitación a una copita que alguien le ofreció. Dicen que el estuvo a punto de no verse en Francia. Y dicen que a eso se le puede llamar censura.
No obstante, me parece que programar estas imágenes en la televisión francesa no aporta mucho más que unas risas a quien las vea (siempre hace más gracia cuando el presidente es “tuyo”) y un poco de sonrojo al político de derechas.
Pero la verdad es que no ha cometido ningún delito (como dicen que una persona muy importante y muy española hizo en una visita oficial a un país extranjero), y que, en la República vecina, Sarkozy ha levantado el espíritu a más de uno, y a más de dos les ha devuelto su orgullo de franceses. Así que, parece que nadie gana si se levanta el veto.
Por otro lado, no siempre hay directrices gubernamentales, amenazas de sanción o pequeños chantajes del tipo “¿y si te retiro la publicidad?”. En ocasiones, la responsabilidad y el refuerzo de que los demás tampoco lo están haciendo, es suficiente.
Y yo no me posiciono, sólo doy las gracias a Igor Fernández por el link
martes, 26 de junio de 2007
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