lunes, 25 de junio de 2007

Bares


Tal vez fuese más correcto publicar este post en un blog sobre marketing (o sobre ideas de bombero), pero reconozco que no he podido resistirme a lanzar la pregunta: ¿alguien puede decirme a quién pertenece la mente creativa que pone a un bar un nombre como “Dime que sí”? A ver si el nombre no es de un moñismo insoportable.

Pero bares con rótulos de “Beba Coca-Cola” y frases hechas debajo del famoso lema hay más: “Donde yo te diga”, “El que yo te dije” (atención a lo recurrente del verbo “decir”) o “Y a mi qué”, por ejemplo.

Aunque malo es si, un buen día, te das cuenta de que has entrado a un bar que se llame “Penalty”, así, con “y” al final, que parece que le da un aire cosmopolita al antro en cuestión (además, son como los estancos: en todos los pueblos hay uno). También sobre fútbol hay otra versión no menos chusca: el mítico “Bar Gol”.

Y sin querer hacer un chiste machista (nada más lejos): ¿por qué suenan peor los nombres con nombre de mujer? Porque el “Manolo” (reconozco haber entrado en uno), por muy mala impresión que dé con sólo oírlo, no puede ser peor que el “Mari” (o “Mary”, si se quiere seguir dando ese tono viajado). Aunque he de reconocer que las últimas tendencias en nombres femeninos me acojonan aún más: no creo que entrase tranquilo a un local de hostelería llamado “Jennifer” o “Tamara”.

Sólo con imaginar qué nombre pondría a un bar si lo tuviese, puedo comprobar que no es una tarea fácil, pero hay ciertas ideas –como las descritas– que evitaría por todos los medios.

¡Arg! Ya lo he dicho, ya me he quedado tranquilo.

(la fotografía es, para variar, mía y supone el menú favorito de todo el mundo en el sur: pescado frito, ensalada original y cerveza)

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