lunes, 7 de enero de 2008

Me cago en el canon


Y en este gobierno socialista que le hace la pelota a la SGAE.

No porque me parezca mal la lucha contra la piratería. Todo lo contrario: estoy convencido (y hago campaña de ello) de que se han de comprar obras originales pese al precio. De que la calidad merece la pena. Y de que descargarte miles de horas de música o cine es únicamente perjudicial, porque no te va a dar tiempo a escucharla o verlo, y el daño ya está hecho.

Vamos, que soy de esos gilipollas que tiene algún CD grabado y pequeños remordimientos de conciencia. De esos que sueltan la pasta convencidos de las bondades del sistema y no queriendo mirar a las industrias que cada vez producen más obras de consumo rápido.

¿Y cómo me reconocen el esfuerzo el Gobierno y la SGAE?

Llamándome ladrón a la cara. Si no, que me digan cómo he de interpretar que me cobren por un CD o una memoria USB en la que voy a meter mi tesis, las fotos de mi sobrina, y los MP3 ripeados con un programa libre (que no pirateado) de las canciones que más me gustan de los discos originales que tengo.

Señores de la SGAE, ¿qué es delito de todo esto? Creo que nada. Señores del Gobierno, ¿por qué permiten que me cobren por ello? Creo que nadie va a contestar.

(la imagen corresponde al anterior salón del comic de Getxo, donde bullen la cultura y las compras)

2 comentarios:

Miguel de Andrés Frías dijo...

Hola Iker,

Pues a mi me encanta descargarme música de Internet, y no solo eso: también documentales, películas o partidos de la NBA. Tengos cientos de discos y los seguiré bajando. Los que tienen que cambiar de mentalidad son los artistas y los productores musicales, y de hecho ya lo hacen; ya entienden que los discos no dan dinero, que el dinero lo dan las giras, los conciertos, la publicidad, las actuaciones exclusivas, el merchan.... No se pueden poner puertas al campo!!!

Anónimo dijo...

Ya, pero tampoco quieren perder las ganancias de los discos. De todos modos, cuando se habla de pirateria, se mira a las grandes empresas, pero también hay que pensar en la pequeña, para la que el CD es una oportunidad verdadera