Esa era la frase favorita de la reina de naipes de Alicia en el País de las maravillas de Lewis Carroll, una de esas ¿novelas? ¿cuentos? ¿relatos? que te defraudan por las altas expectativas que tienes al abordarlos.
No obstante, si algo tiene la narración, es una buena colección de personajes paradigmáticos, como la reina de napies.
Y es que esa es la primera imagen que me vino a la cabeza cuando me enteré de lo que comentó Juan Carlos de Borbón, jefe de Estado, a Esperanza Aguirre entre otros, sobre Jiménez Losantos durante una cena privada.
Si alguien ha seguido el blog durante este año y medio puede deducir que ninguno de los nombres del párrafo anterior resaltados en negrita, corresponden a personas de mi agrado. El primero, por rey; la segunda, porque ha demostrado ser muy peligrosa pese a su plumaje de candidez; y el tercero por violento.
No obstante, estoy de acuerdo con el locutor estrella de la COPE cuando dice que el Rey no cumple con su labor. Y también lo estoy con la ex ministra de Aznar ante la recomendación al Rey de que no pretendiera quitarle el micrófono al periodista por lo que había dicho. Lo que me parece de monarca absolutista es el rebote del que entró con uniforme militar al congreso de los Diputados, porque alguien se atreve a criticarlo.
Esas no son formas. Pero la polémica de la semana, demuestra que el Rey está nervioso. ¿Por qué?
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