Para alguien que está a buscando su primera vivienda y sufre lo difícil que está la cosa, la segunda jornada de Informar en justicia, que tuvo lugar ayer en la biblioteca de los juzgados en Bueno Aires (la calle de Bilbao, no la capital), fue medianamente reconfortante.
Manuel López, Decano del colegio de notarios de Bilbao; Ramón Múgica, uno de sus colegiados, y Miguel Ángel Torres, juez instructor del caso Malaya, se afanaron en que a todos los periodistas allí presentes nos quedaran claros los sistemas de protección con que las instituciones cuentan para evitar el fraude inmobiliario.
Las ponencias mantuvieron la línea iniciada el lunes pasado en cuanto a calidad, el ritmo y lo didáctico depende, como siempre, más de la persona que del tema.
Entre lo más destacable, un dato: que los notarios de Bilbao cada vez dan fe de menos contratos de compra-venta de inmuebles (qué malito está el negocio). Una resignación: que este colectivo asume la visión crítica que la sociedad mantiene hacia ellos. Y una obviedad: que la promoción inmobiliaria ha sido uno de los negocios más suculentos del que hay recuerdo. Y esto no reconforta, precisamente.
Momentos para la culturilla general: es más destructivo desmantelar la estrategia de blanqueo de dinero que dar un golpe puntual a una organización. Y yo no sabía que la corrupción de baja intensidad está tipificada, lo difícil es saber dónde empieza el delito. Por si acaso, ya saben: hagan como yo y no acepten ninguna botella de vino. Bueno, yo lo tengo más fácil porque a mí nunca me las han regalado.
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Hace 53 minutos
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