No me gustan esas discusiones cíclicas que surgen siempre por las mismas fechas y para decir, cómo no, lo mismo.
Y esto del Euskadi o Euskal Herria parece que puede transformarse en un debate recurrente cada año.
A ver, para que quede claro: Euskadi es el modo de referirse a la CAV, sí, pero su origen es completamente inclusivo y pretende abarcar a los otros territorios. Estos son: Navarra y el País Vasco francés, en el departamento 64 de Pirineos Atlánticos (seguro que esto no lo saben muchos de los que han firmado el manifiesto). Y además, es un término del nacionalismo más tradiciona, el que abandera el EAJ-PNV.
Y Euskal Herria es lo mismo, la única diferencia es que es el término elegido por los vascos más vascos (según ellos mismos) que los del PNV.
Así que alguien debería explicárselo a ese montón de jóvenes ricos incapaces de pensar en sutilezas y en riquezas del lenguaje, y en que una palabra puede significar dos cosas. Sin embargo, alguien se ha encargado de dirigirles y de hacerles creer que tienen una fuerza social que (1) no tienen y que (2) no sirve a su propio discurso, sino al de otros con no muy buenas intenciones.
Lo único bueno de este debate estéril, inútilmente polarizado y bien dirigido por quienes tienen intereses en reflotar nacionalismos vascos diferentes a los del partido mayoritario, es que el PSE y el PP han reculado ante la fuerza del nacionalismo vasco en su conjunto.
Porque, por mucho que se empeñe López, el partido de la selección de Euskadi (para mí sí) no es sólo una fiesta pagana, sino una jornada de orgullo y reivindicación.
Hasta el año que viene con la misma historia.
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