No, no he ido a esta atractiva región mexicana, pero sí que la he traído al blog con motivo.
Para empezar, la historia de su topónimo es digna de post. Según cuentan acá, cuando los colonizadores llegaron a Yucatán, preguntaron al primer indígena cómo se llamaba esa tierra (hay que recordar que los invasores estaban convencidos de haber llegado a la India, que América ya estaba descubierta por sus pobladores). Por supuesto, lo hicieron en castellano, la lengua del imperio (y posteriormente de los indígenas por medio de la fuerza y la religión, ¡ay, qué tandem que algunos postcolombinos echarán de menos!), y el indígena, como era obvio, respondió: Yucatán. Es decir: "No te entiendo". Lo que fue recogido en el libro histórico como nombre de la región.
No obstante, hay más curiosidades al respecto de la región. Por ejemplo, que en ella el conflicto entre indígenas y mestizos fue el más duradero, aproximadamente hasta 1920, inicio de la revolución mexicana. Digamos que la oposición de los indígenas a los criollos fue batallada hasta el siglo XX. Más de uno diría hasta entonces eso de "¡hay que ver qué violentos son estos indígenas: cuando se les ataca, se defienden!".
Y tal vez ese pasado antiguo y próximo explique lo último que me contaron: que en Yucatán se sienten más "vecinos" de México que propiamente mexicanos.
En el continente americano sólo se reconoce un conflicto de insatisfacción nacional: el de Quebec, en territorio canadiense. No obstante, las reclamaciones de los indígenas, en algunos momentos, coincide con el discurso nacionalista.
Cosas que piensa uno cuando le obligan a hablar continuamente de nacionalismo vasco (les apasiona eso de hecho diferencial) a 9.000 kilómetros de Euskadi.
lunes, 6 de octubre de 2008
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