Hoy elegimos rector en la UPV/EHU. El único candidato es el actual, Juan Ignacio, Iñako, Pérez Iglesias, pero su nombramiento no será automático, pues ha de haber más "síes" que "noes" para que su continuidad esté asegurada.
Yo estoy convencido de que lo logrará sin necesidad de una segunda vuelta.
No obstante, desde los responsables de su campaña me han comentado que hubieran preferido tener rival, y eso es comprensible porque el rector es un buen batallador y gana en la pelea.
Lo que sí ha quedado clara es la necesidad de acudir a votar (la abstención es especialmente importante en la universidad), sobre todo después de los vergonzosos altercados de antesdeayer.
Para quien no lo recuerde, manifestantes de Ikasle Abertzaleak quisieron entrar en el edificio del rectorado para promover la abstención (y así ganar de calle, claro), y ante la prohibición de la seguridad privada, se dedicaron a destrozar el acceso al edificio.
En pocas palabras: "Si no me dejas hacer lo que quiero, te destrozo el garito".
Estoy plenamente convencido de que en Ikasle Abertzaleak hay gente pacífica, inteligente y válida, igual que en toda la izquierda abertzale ilegalizada (opción a la que se aproxima este sindicato de estudiantes), pero que los violentos descerebrados son los que capitalizan y hunden su imagen.
Y eso hace pensar que el fin de la violencia está aún lejano, porque después de ver las imágenes de los destrozos en el rectorado, uno se da cuenta de que hay muchos jóvenes con demasiadas ganas de romper cosas sólo por el hecho de hacerlo, y entrar en un círculo muy vicioso: detención, recibimiento popular, sentirse como un héroe, repetir, hacer algo más gordo, detención, denuncia de torturas, juicio, cárcel, salida, recibimiento de héroe, sentirse como un mesías...
Sin duda, la paz es el camino, amigos.
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