Me está encantando la campaña en contra de la represión (e invasión) China en el Tibet (y el boicot constante que sufre la antorcha sin violencia directa).
Asociaciones específicas, movimientos sociales, reporteros sin fronteras, diputados de parlamentos de distintos países, partidos nacionalistas, socialistas e incluso de la derecha, y particulares como yo, apoyamos al Tibet y sus reclamaciones.
El movimiento Demo de Iparralde decidió que su metodología iba a ser la que proyectara sus reclamaciones. Y lo mismo ha conseguido el gobierno tibetano en el exilio: su afirmación de la paz por todo el mundo ha recabado mucho más apoyo que cualquier otro movimiento de reclamación nacional. Algunos deberían tomar nota.
Y otros, los Gobiernos, deberían ser firmes y no acompañar a China en sus juegos olímpicos para que su repulsa hacia la violencia directa y estructural en el Tibet se haga visible y con consecuencias.
Volviendo a la comunicación, insisto en que es un modelo a seguir, y que, en este caso, eso de que el medio es el mensaje es uno de los mayores valores de la lucha tibetana.
jueves, 10 de abril de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario