miércoles, 9 de enero de 2008

Palabras de guerra

Siempre he creído que Bono era Ministro de Defensa por vocación: el más nacionalista de los socialistas no podía tener otro cargo.

Además, hace muy buen trabajo, porque en tiempos de paz (o eso nos hacen creer mientras no miremos más allá de las fronteras europeas), permite a Zapatero integrar al sector más radical (y no por la izquierda, precisamente) en su Gobierno.

No obstante, de vez en cuando, el hombre del defecto de dicción, tiene que decir algo escandaloso. Esta vez, que “si debe haber bajas, que no sean nuestras”.

Todo ello el día después de que Rubalcaba intentase justificar lo que parecen prácticas delictivas dentro de la Guardia Civil: la tortura.

Algunas condenas esporádicas, las habituales denuncias y el rumor constante en Euskadi, pueden sugerir que en España se tortura sistemáticamente.

A ver cuando se dan cuenta las fuerzas de seguridad del Estado de que la violencia sólo engendra violencia, y que la Democracia no puede defenderse con prácticas antidemocráticas.

Pero lo peor no es esa cerrazón. No, lo más escabroso es leer las declaraciones de Bono, que está dejando corto a Trillo-Figueroa y su toma de la isla Perejil.

Sin embargo, lo de ayer no es cosa de risa.

2 comentarios:

Ibai Canales dijo...

Creo que el gobierno ya es consciente de que la violencia engendra violencia, y me imagino que ésa es precisamente su intención... Nadie saca más provecho de la crispación constante que los que están en la poltrona.

Anónimo dijo...

Me sorprende, Iker, que de la certeza de que existen ocasional y localmente abusos policiales des por hecho la práctica generalizada del maltrato policial y la tortura. Máxime cuando sabes perfectamente que la izquierda abertzale [b]miente sistemáticamente[/b] en cuanto a torturas y abusos y tambien en cuanto a la candidez de sus propios miembros.

Lo de que "nadie sáca mas provecho de la crispación que los que están acomodados en el sillón" creo que es falso o al menos sin fundamento. Es una tendencia natural el creer que el que nos gobierna de una u otra forma es el responsable de todos nuestros males. Pero ni las lecturas de Maquiavelo, ni mi intuición me dice que sea razonable. Al que está acomodado le interesa que nada se mueva, la paz, la calma chicha, el orden. Pues esto, casi por definición, les mantiene en el sillón. Máxime si su beneficio es proporcional al los beneficios de los demás.