martes, 6 de noviembre de 2007

Una mañana perdida en Donostia


Los medios escritos (sobre todo los nacionalistas o con sensibilidad nacional) y los audiovisuales, se han hecho eco, hoy y ayer, respectivamente, de la jornada sobre Medios de comunicación y conflicto que la dirección de Derechos Humanos, dependiente de la Consejería de justicia, formación y empleo del Gobierno vasco, organizó en Donostia.

El objetivo era presentar el informe sobre libertad de información en Euskal Herria, y que se centraba en la legalidad de los cierres de Egin (y Egin irratia) y Euskaldunon Egunkaria.

Vaya por delante que considero muy oportuno y acertado el estudio, que viene a decir que el cierre de ambos medios fue injustificado, inexplicable y sin motivo.

Pero la jornada de presentación fue, por momentos, prescindible.

Lo peor sucedió a la mañana, cuando Mark Devenport, editor político de la BBC para Irlanda del Norte (sí, no podía tener mejor pinta), empezó a hablar de neutralidad, objetividad y milongas que no se cree nadie.

Era como estar en una clase de periodismo de esas que proliferan en colegios e institutos y que imparten los profesores de lengua, en las que transmiten a los alumnos lo que creen que debería ser, y no la realidad.

Hasta que Ewa Ewart, productora de la BBC y que hace películas documentales, lo remató hablando de la triple verificación. Es decir, esa cosa americana que dice que hay que comprobar las fuentes y los datos por tres vías diferentes. Lo que no es más que una justificación para el redactor, pues hay elementos que requieren más esfuerzo, y otros menos en su verificación.

Vamos, esa manía que tienen los anglosajones de explicar a los demás que nos pasa, y encima enseñarnos cómo deberíamos llegar a esa conclusión.

Por la tarde, los profesores de la UPV Petxo Idoiaga, Txema Ramírez de la Piscina y Ramón Zallo, inyectaron a la jornada una buena dosis de realismo y les confirieron la profundidad de una investigación a sus intervenciones. De agradecer.

En fin. Que yo tenía muchas esperanzas porque parecía algo grande, pero el Departamento de Azkarraga (que no dijo nada reseñable durante la presentación de la jornada) debería ser más responsable a la hora de soltar pasta para actos como el de ayer. Por lo menos, como me dijo a la salida el director de Egin, Javier Salutregi, ahora irá a la cárcel más tranquilo.

Ya lo dice un amigo mío, que la frustración empieza en la expectativa. Y hoy soy un poco más escéptico y un poco menos optimista.

(en la fotografía aparecen Jon Landa, director de Derechos Humanos del Gobierno vasco, y Mark Devenport, hablando de cosas que no se cree nadie)

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