miércoles, 7 de marzo de 2007

Anxo Quintana


Seguimos con el ciclo de charlas sobre el estado plurinacional que ha organizado la Fundación Sabino Arana y que abrió Artur Mas. Hoy ha sido Anxo Quintana, candidato a la presidencia de la Xunta por el BNG, quien ha hablado de estatutos de autonomía, estrategias, dinámicas territoriales y nacionalidades históricas.

Y lo ha hecho realmente bien, con un discurso diferente al de laboratorio que ejecutó el líder de CiU. Quintana ha defendido que Galicia no necesita los favores de un Estado que recauda más de lo que invierte en su comunidad, pero no ha podido evitar que en su mensaje provenga de una periferia desde la que se ve todo con más perspectiva. Y ahí es donde radica el interés de su intervención.

El portavoz nacional del BNG ha centrado su discurso en la propuesta de estatuto para Galicia, en el que se incluye el reconocimiento de “nación”, y ha posicionado la negativa del PP en la estrategia de no aceptación de ese tipo de estatutos que lleva el partido de Mariano Rajoy, también gallego.

Pero no sólo ha hablado de la pared en la que rebotan todos los balones, ha defendido la propuesta nacionalista dentro de la dinámica reformista del actual Gobierno español, estableciendo la siguiente correlación: si las denominadas regiones están alcanzando cotas de nacionalidad histórica, es lógico que las nacionalidades históricas quieran mantener el diferencial y proclamarse naciones. Por lo tanto, las reivindicaciones vasca, catalana y, por supuesto, gallega están justificadas.

Finalmente, sobre la política interna, ha intentado explicar la paradoja de que los 16 años de mayoría absoluta del PP en Galicia se debieron a que ocuparon dos espacios: la derecha españolista y el centro-derecha galleguista, todo con Manuel Fraga al frente del Gobierno. Y ha augurado mejora de resultados para su partido el día en el que esa mayoría de gallegos que sienten que existe un hecho diferencial acepten que su sentimiento es el del nacionalismo.

Todo con un estilo sencillo, comprensible, dinámico, exponiendo ejemplos donde era necesario y manteniendo una idea siempre visible. En definitiva, un muy buen discurso para un público reducido. Y eso que dan desayuno.

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