miércoles, 21 de febrero de 2007

Artur Mas


El político más votado en las últimas elecciones autonómicas en Cataluña y, al mismo tiempo, líder de la oposición, se ha pasado por Bilbao dentro de un ciclo organizado por la Fundación Sabino Arana, esta misma mañana.

Lo más destacable en las formas de su discurso ha sido la moderación típica catalana y otro rasgo característico de aquella forma de hacer las cosas: la adaptación. Así, no ha eludido en ningún momento referirse a sí mismo como “nacionalista”, evitando eufemismos otras veces escuchados como “catalanista” o “autonomista”.

En el fondo, ha defendido el proyecto nacionalista que agrupa a su partido, CiU, con el PNV y BNG (miembros de Galeuscat, desencadenante del acto), y que estas formaciones tienen un sentido de la democracia y el Estado en ocasiones mejor que las principales en el Congreso de los Diputados.

Tampoco ha eludido referirse a los recursos contra el Estatuto de su comunidad que han interpuesto el PP y el Defensor del pueblo, considerando que el texto que el Tribunal Constitucional tiene sobre la mesa es el mínimo que puede aceptar Cataluña, y que ha sido aprobado ampliamente por su Parlamento y el Congreso de los Diputados.

En general ha estado moderadamente bien (como todos los políticos que saben hablar sin perder los papeles), muy acertado en su defensa del nacionalismo como motor del autogobierno en toda España y, sin mojarse los bajos de los pantalones, ha saltado los pocos charcos que los asistentes ponían en su camino. Como dice el profesor de la UPV Igor Filibi, con quien he asistido a la charla, los catalanes manejan la táctica, otra cosa es la coherencia estratégica. Cuestión de pragmatismo.

1 comentario:

Rafael del Barco Carreras dijo...

ELECCIONES 2008

ARTUR MAS O EL “PUFOLISMO”



Rafael del Barco Carreras



Me permitiré la gracia, los “pufos”, aunque maldita la que les hizo a miles de obreros y cientos de proveedores que nunca les votarán. Pero el romanticismo catalanista puede más que la rémora de desastres y corrupción. La adhesión a las “ideas” supera a menudo la mala fe de sus dirigentes. En Barcelona, enfermedad compartida por las tres grandes ideologías contendientes.

Por pura casualidad su nombre entra en mis sospechas. Un recuadro en La Vanguardia de fecha 11-7-88 escrito por el célebre Feliciano Baratech, periodista a sueldo de Javier de la Rosa, justo al lado de una de tantas alabanzas al “empresario modelo” puesta en boca de Mario Conde. Reza el suelto, “Artur Mas dirigirá la diversificación de Tipel”… “Mas, que ha permanecido tres años como director general de Promoción Comercial (de la Generalitat, se entiende) ha sido fichado por el Presidente de Tipel, Isidoro Prenafeta”. Lluís Prenafeta, entonces secretario general de Presidencia de la Generalitat. Total, otro gran fiasco, unos 8.000 millones. www.lagrancorrupcion.com

Y los fiascos, estafas, de los “hombres de Pujol”, varios denunciados en Fiscalía y Justicia con exactamente los mismos delitos que yo pero de incomparables millones y sin apenas unos días de cárcel, cuando ni en Fiscalía y Magistratura cabía la adhesión por “ideas”, un reducto del “españolismo”, despiertan varias consideraciones sobre las corrupciones anteriores y las posteriores a las denuncias. Con o sin el “empresario modelo” y su bufete estrella Juan Piqué Vidal. Pero lo peor de su entorno, el clasismo de su catalanismo, que si como el mío se vio ultrajado por el Régimen de Franco, se ensañó con el apellido castellano por no suficiente catalán en unas oposiciones restringidas para once técnicos contratados desde hacía tres años, que trabajaban en inglés por no existir el catalán en sus técnicas. Y lo insinúo suave por no menear esa mierda que más allá del dinero o mis años de cárcel afecta mis más profundos sentimientos.