Negativo para Patxi López y su responsable de prensa. No se puede pretender ser candidato a lehendakari y tardar más de una semana en comparecer ante los medios después del 30 de diciembre.
Sólo puede haber dos explicaciones. La primera es la peor: que no tuviese nada que decir, o que no supiese qué contar.
Y la segunda tampoco es buena: que haya sido una orden desde Madrid. Ésto deja al descubierto la nula capacidad de influencia y la falta total de personalidad tanto de él como de su gabinete.
Su respuesta ha sido la propia de un representante irrelevante, y un ejemplo de lo que no hay que hacer.
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