Qué trabajos puede desempeñar Jiménez Losantos si abandona la COPE

Corre con cada vez más fuerza el rumor de que el ciclo de Federico Jiménez Losantos en la COPE está próximo a terminar (y que Ignacio Escolar está sabiendo llevar tan bien en Publico). Para muchos, su paso ha sido inapelablemente exitoso. Para algunos, entre los que me incluyo, no ha sido para tanto: de qué sirve tener tanta audiencia si tu imagen cae en picado.

Porque no se trata de coleccionar oyentes (algunos incluso completamente opuestos) y vender la cantidad a los anunciantes, se trata de que el medio sea atractivo para la empresa que va a colocar su cuña de publicidad. Y anunciarse en esta COPE no lo es.

Así que, si su ética es dudosa y económicamente nadie sabe si es rentable o no, parece que la Conferencia Episcopal, accionista mayoritaria de la cadena, está pensando en cambiar de buque insignia.

Por lo tanto, ¿a qué puede dedicarse este hombre, al que algunos tienen por gran comunicador y, a mi juicio, no pasa de provocador de medio pelo?

Escribir libros siempre es una opción. Pero el propio Federico sabe que, si no aparece en los medios, las ventas irán cayendo.

Punto Radio, la emisora de las estrellas trasnochadas, puede ser su lugar de acogida. Pero demasiado gallo para poco corral (y menos tarta publicitaria).

Una opción a barajar es la de presentar el informativo de Telemadrid junto a Sánchez Dragó y, de este modo, ser el número uno del YouTube.

Lo que seguro que hará como sobresueldo es lo de siempre pero itinerante: opinar allí donde le ofrezcan un micrófono.

También puede darle al derecho ahora que tiene tantos juicios y parece que va a perderlos todos. Así se ahorra la minuta de su letrado y tiene más recursos para las indemnizaciones.

Lo de bombero no se le escapa a nadie.

Y ya puestos, siempre le quedará Telepizza.

Hispanoamérica es un lugar aún por explorar y arrasar, pero la política no es como un concierto de La Oreja de Van Gogh que, por cierto, buscaba vocalista: ¿un giro a su estilo moña?

También puede montar su propio medio en internet (esta es mi apuesta, sin duda) en el que, por poco dinero, puede decir lo que le dé la gana, pagar cuatro euros a otros tantos plumillas para que se dediquen a actualizar y, si se pone tonto, emitir con audio por eso de que no nos perdamos su voz de iluminado carrasposo.

No somos nadie. Y Jiménez Losantos, sin los insultos y la prosa indescifrable de sus artículos (que provoca que algunos crean que escribe bien), sería menos. ¿Alguna otra sugerencia?

La foto es de Jaume d'Urgell bajo licencia de Creative Commons.