Eduardo Zaplana dice que abandona su puesto de portavoz del PP en el Congreso, y me deja desolado.
Porque he de reconocer que este tío me gustaba. Será esa extraña tara que tengo por la que personajes como el moreno del PP, Berlusconi, Sarkozy o cualquier mafioso italiano o estadounidense, me parecen admirables de algún modo.
No en su fondo (en ningún caso), pero sí en sus formas.
Como experto en comunicación, he de reconocer que trabajar con un perfil como el de Zaplana es realmente cómodo. Para empezar, porque es muy marcado, con lo que cualquier cambio sólo sería a peor porque le haría falso. Para seguir, porque es auténticamente socarrón, irónico y desidioso. Para terminar porque es un pararrayos perfecto, que atrae hacia sí las tormentas pero no le tumba ninguna.
De hecho, si ha sido tan atacado es porque era incómodo. Y al final, ha tenido que ser él el que diga que se marcha. No han podido noquearle.
No obstante, con la marcha de Eduardo no echaremos de menos a ningún político de altura, con grandes ideas o proyectos (aunque fueran de derechas), capaz de tender puentes y de volarlos sin que le tiemble el pulso cuando es necesario.
No. Zaplana era de ese tipo de políticos que no hacen política, pero que obligan al oponente a hacerla. Y que aunque el PSOE desarrollara grandes planes, seguían teniéndole enfrente, distrayendo la atención mientras el resto del PP pensaba en contrarrestar la iniciativa socialista.
Eso sí. Con lo que le va la marcha al cartaginés, me niego a creer que será lo último que sepamos de él.
viernes, 14 de marzo de 2008
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2 comentarios:
Don Eduardo Zaplana, el mayor activo del PP
Hombre..., tanto como "el mayor activo". Reconozco que me gusta su perfil, pero como me cuesta mucho pensar mal de las personas (y los grupos de personas), estoy convencido de que en el PP hay algunos más moderados y con ideas no tan... ¿antiguas?
Un saludo y gracias por participar.
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