martes, 4 de marzo de 2008

Pues yo creo que ganó Rajoy


Otra cosa es que la mínima victoria que ayer obtuvo el presidente del PP beneficie al PSOE porque le ayudará a movilizar sus votos. Pero, para mí, ganó Rajoy.

Y es que, como dije antes del primer debate: sólo podía ir a mejor.

El gallego fue como los equipos de fútbol bien posicionados: que aunque son once, igual que sus adversarios, parecen más porque todos los balones les llegan a ellos. Además, en el último tercio del programa algo parecido debió pensar Rajoy porque se soltó y, por primera vez en 15 días, vimos un debate. Y eso que, esta vez, ambos iban al ataque.

Pero Mariano estuvo más hábil al llevar a ZP a su terreno. Incluso en temas como terrorismo o inmigración. Donde, por cierto, siempre sale su vena más clasista (e incluso “castista”). Eso sí, su postura corporal delataba sus nervios: al principio movía la pierna izquierda, hablaba rápido y su juego de lengua con saliva no fue de los que hacen votantes, precisamente.

Permitidme otra: me sigue pareciendo que roza el ridículo cuando intenta hablar de “hay que ver qué cara está la vida, José Luis”.

Finalmente, en la intervención final, Rajoy cometió cuatro errores (en tres minutos, es un promedio tirando a pésimo): el primero, mentar a la niña. El segundo, no cambiarlo de orden y empezar con ella para acabar con las prioridades. El tercero, marcar hasta tres temas como “el más importante” de su legislatura. Y el cuarto, ofrecer consenso ¡desde el Gobierno! Eso es poca vergüenza, entender la democracia “a mi manera” y una irresponsabilidad supina.

Con todo, creo que ganó Rajoy. ¡Si hasta le dio donde más duele: en su propia provincia, León! Creo que hay pocas cosas más sangrantes que acusar a un líder de no haber dinamizado el lugar del que salió.

Simplemente porque las críticas al PP sonaron más gastadas que las del PP al PSOE.

Y eso que Zapatero empezó muy bien, muy hábil: aunque iniciaba el debate, en sus intervenciones se preocupaba por responder primero a Rajoy y luego por decir lo que ponía en su guión. Y el libro blanco fue un acierto.

Además, el actual (y próximo) presidente del Gobierno juega con ventaja, porque lo que va a ofrecer, su programa, es simplemente mejor que el del PP.

En conjunto, hubo algo que me sorprendió. Que fueran fieles al lema de los ochenta que decía que, en televisión, un candidato debe sujetarse a tres normas: (1) diga lo que va a decir, (2) diga lo que dice y (3) diga lo que ha dicho. Porque repitieron ideas palpablemente.

Sobre las televisiones: sí, yo lo vi en La Sexta (en la que González Urbaneja sigue diciendo las cosas por su nombre correcto, y donde Escolar apareció muy desdibujado). Y la victoria clara de la noche se la llevó Olga Viza, que lo hizo mejor que su antecesor, Manuel Campo Vidal.

En general, teníamos muchas ganas de debates, pero los protagonistas hicieron una cosa peor que decepcionar: consiguieron aburrir a un freak de la política como yo.

Y no voy a dejar de mencionar la famosa primera pregunta de Rajoy en el Congreso. Creo que no debían de encastillarse en eso pero, ¿cómo dejar que el otro se salga con la suya? De todos modos, la pregunta más importante que deberían de hacerse ambos es: ¿dónde están el resto de partidos que representan a un buen montón de gente con diferentes sensibilidades?

Visto lo visto, esa debería ser la respuesta social al debate.


(en la imagen, un León de la Catedral de León, de donde es oriundo José Luis Rodríguez Zapatero)

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