martes, 26 de febrero de 2008

Todos esperábamos más

Así es. El debate defraudó a todo el mundo salvo a los gabinetes de los contendientes, que habían preparado la estrategia para no perder. A la italiana. Esperando sin rubor un error del otro. Vamos, que todo queda para el partido de vuelta.

Pero ayer, en TVE1, Cuatro, La Sexta, Veo TV y Net TV no pasó nada. De hecho, aquello fue tan exasperantemente planificado que los simpatizantes de los candidatos pueden tener libremente hoy la sensación de que el suyo ganó el debate. Incluso de aquellos candidatos que no estaban junto a Manuel Campo Vidal (un pelín protagonista).

Zapatero intentó demasiadas veces meter a Rajoy en el cuerpo a cuerpo. De hecho, arriesgó demasiado atacando e interrumpiendo constantemente al del PP para ver si se ponía nervioso. Y estuvo a punto de conseguirlo varias veces, pero el cambio de turno siempre benefició al helicopterofóbico.

Y el gallego intentó una y otra vez desempeñar el papel de tipo cercano, de andar por casa, que conoce los problemas del populacho. Pero resulta tan increíble que, en ocasiones, roza el ridículo. Además de eso, los constantes vistazos a su izquierda (estaba notablemente más nervioso que Zapatero) y su insistencia en que el Presidente había mentido en un montón de cosas, le restaban credibilidad.

No obstante, ninguno de los dos se salió un milímetro del guión memorizado y cumplieron a rajatabla el plan previsto. Así, cuando uno avanzaba un poco, el otro recuperaba el terreno de inmediato. Se ajustaron tanto al guión que daba la sensación de que las declaraciones posteriores desde las ejecutivas de los partidos también estaban escritas previamente y no hubo que cambiarlas ni una coma.

Por si fuera poco, en uno de los temas más crispantes, Rajoy iba a darle duro con lo del terrorismo y Zapatero demostró la calma de quien tiene la conciencia tranquila. Vamos, que ni en esto.

Eso sí, en los temas comunes estaban de acuerdo: insistieron en que cada uno de ellos representaba al 50% de la población. Algo totalmente erróneo, pero claramente despreciativo hacia los partidos con menor representación.

Finalmente, en lo que toca a Euskadi, poca cosa. Y eso creo que es bueno: nosotros a nuestra bola y que luego no se quejen, porque no nos hicieron ni caso.

Pero hubo un debate paralelo: el de las televisiones. Al final, ninguna de las afines a la derecha española lo emitió salvo la digital Veo TV. Y de entre las favorables al PSOE, cada una tuvo su sello.

Especialmente decepcionante fue el programa de Gabilondo en Cuatro, muy politizado y con la dogmática Maria Antonia Iglesias que no creo que nadie sepa si invitarla es error o acierto. En La Primera se obsesionaron con la información de tal modo que la única presencia de Lorenzo Milá y Ana Blanco quedó bastante escasa. Y en La Sexta siguen yendo a su bola, con un especial de El Intermedio (el programa de Wyoming) y un Fernando González Urbaneja tan acertado como siempre y que compensó la falta de jovialidad de Ramón Jáuregui.

Al final, no sabías con cual quedarte. Y es que hasta las televisiones decepcionaron.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sutil ironía galaica de Don Mariano......

Anónimo dijo...

¿Tienes blog, Filomeno? Sólo es por curiosidad... Gracias por participar