lunes, 28 de enero de 2008

Su última oportunidad

Este fin de semana, otros han dado más motivos pero, en este blog, volvemos a hablar del PP, porque la no inclusión de Ruiz-Gallardón en las listas al Congreso de los Diputados parece que ha sido un autogolpe a la fortaleza del propio partido.

¿Por qué? Pues porque, con un simple vistazo podemos observar cómo el mitin de su Secretario General ha tenido mucho menor impacto que el de su homólogo socialista.

Volvemos al tema: la entrada del alcalde de Madrid hubiera supuesto el reconocimiento de un cambio. Más bien, con él parecería que Rajoy, Acebes, Zaplana, Aguirre y Aznar en la sombra no son suficientes para ganar las elecciones.

Y eso es algo que los mencionados no van a admitir. Desde el 11-M, esta cúpula viejuna del PP se ha empeñado en demostrar que España estaba equivocada, y que el partido que eligió el 13 de marzo de 2004 era la opción errónea.

Para ello no han escatimado en gasto de imagen: desde manifestaciones con la ultraderecha (empezando por la iglesia más rancia que uno ha conocido, y eso que fui a colegio de curas) a insistir en la participación de ETA en los atentados más sangrientos de la historia de España, pasando por un martilleo constante con las apariciones de Rajoy y el voceo (descontrolado a estas alturas) de la COPE, El Mundo, o Libertad Digital, por nombrar sólo unas.

La cerrazón, el hambre de demostrar su propia valía, ha cegado a la cúpula del PP, que se ha blindado y no ha dejado entrar a casi nadie. Sólo Pizarro y su mentalidad empresarial: si va bien, me lo quedo, si no “vendo”. Y hay que recordar que este hombre se define a sí mismo como “fichado” y se afilió el mismo día de su presentación, el pasado 17 de enero.

De todos modos, eso puede beneficiar, precisamente, a Ruiz-Gallardón y los que piensen como él: ninguno se va a hundir en este barco destartalado y exclusivo en el que se ha montado el PP.

Porque, seamos sinceros, hace falta un desastre para que Zapatero no vuelva a ganar. Mejor dicho, que pierda, pero por menos votos que Rajoy.

Y si se me permite una idea a toro pasado: cada día que ha pasado desde el 13 de marzo de 2004 estoy más convencido de que el PSOE habría ganado las elecciones de cualquiera de las maneras. Sólo que no de un modo tan holgado.

Y ya termino. Pero si a Fidel Castro la historia era quien iba a absolverle, a Acebes, último ministro de Interior del PP, espero que el futuro (para empezar, las elecciones del próximo marzo) le condene.

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