Pero, sobre todo, han ganado en el discurso del PNV de dentro de tres meses, durante la campaña, cuando Ibarretxe, Urkullu y el resto de cabezas visibles no puedan hacer alarde de eficacia contra la crisis, de ser los impulsores del buen funcionamiento de la Euskadi financiera que repercute en la social.
Eso es lo que ha gando el PSE y su compañía arribista: tranquilidad, que no se vean sus carencias y dar un golpe en el muestrario de eficacia del PNV que, sin duda, aflorará en campaña.
Y no es porque el lehendakari no se atreva a hablar de la consulta. Si no porque Ibarretxe sabe, como economista que es, que lo primero es lo primero, y que sin una economía saneada no se puede plantear o ejecutar avances en el autogobierno.
Eso sí, espero que la decisión política del PSE les pase la factura que merecen. Tomar decisiones importantes (como hacer frente a la crisis con medidas realistas) con objetivos tan concretos (restar un argumento a quien tiene todas las de ganar), siempre sale caro.
O debería.
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