Patxi López y su equipo hoy han disfrutado de un desayuno plácido: EA ha anunciado que no irá en coalición con el PNV.
En el PSE, el EAJ (y también en el partido de Ziarreta, que no ha podido resistirse a ver su nombre junto a las palabras "candidato a lehendakari") saben que eso supone que, en cada pueblo habrá unos 500 votos (100 en el caso de los más pequeños y unos 1.000 en las capitales) tirados a la basura.
A causa de la ley electoral, el número mínimo de votos necesario para lograr parlamentarios es suficientemente alto como para que pequeñas representaciones no den para mucho (y si no, que se lo pregunten a Llamazares), además de para molestar al adversario.
Parecía que esta vez Zapatero no se iba a atrever a legalizar una marca de la izquierda abertzale en el último momento para cuadrar sus cuentas. Pero no ha hecho falta ya que EA (que, además, dice que irá a por el voto nacionalista de ese segmento) ha sido el submarino que no se atrevían a poner en Ferraz para ayudar a López.
Y todo esto para, al final, acabar rogando entrar en el Gobierno. Eso sí, desde esa posición, en cualquier gobierno, el de Ibarretxe o el de López, que eso es lo de menos para parlamentarios demasiado bien acostumbrados a ser consejeros sin haber hecho méritos (el único necesario: ganar las elecciones bajo tus propias siglas) para ello.
Habrá que ver qué dice Aralar, al que le han jodido el nicho de electores y el discurso.
EA siempre ha sido egoísta: surgió cuando creía que no le hacían el caso necesario, se unió al PNV para frenar la sangría de votos y, ahora que no ve claro mantenerse en el Gobierno de Ibarretxe, prefiere no cerrarse la puerta al de López.
Un partido muy poco fiable, desde luego. Buen café con bollos, señores y señoras del PSE.
martes, 11 de noviembre de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario