Obviamente, la más destacable y destacada es la solicitud del abogado del lehendakari
Ibarretxe,
Mikel Casas, de que no se suspenda el juicio y que haya una sentencia firme que absuelva a todos los acusados, principalmente a su defendido, suponemos.
Por su parte Rojo (que habla y se apellida como el presidente del Senado) y Goirizelaia, han insistido en la suspensión como método rápido de salvar esta batalla, alinéandose con un fiscal que representa al Estado, posiblemente avergonzado de lo que está viendo.
La carta de Casas es buena porque lleva la razón de su lado: si no se ha suspendido hasta ahora, si se ha llegado al sonrojante momento de acusar a un presidente de Gobierno por dialogar, hay que reparar todo lo permitido y, sobre todo, confirmar a la sociedad que nadie hizo nada malo. Porque tal vez sea necesario recordar que con la suspensión no se demuestra la inocencia de los acusados y los demandantes pueden insistir más tarde.
Pero hay más.
Muy significativo es el hecho de que, según cuentan, López y Ares parecieran evitar a un Arnaldo Otegi con el que sí departió el lehendakari. Con esta "tres-catorce" dan la sensación los del PSE que entonces se reunieron con el de Batasuna porque lo hizo el lehendakari, por el que dirán, porque digan, para salir en la foto, porque también lo hacían emisarios de Zapatero... por lo que sea, menos por el mero hecho de hablar, que es de lo que se trataba.
Y el más patoso ha vuelto a ser el entrañable
Basagoiti, que por querer acaparar su cuota de micrófono ha hablado sin decir nada, divagando,
especulando (como dice el gran
Xabier Lapitz), retratándose al decir una cosa y su contraria en la misma frase.
El lunes, esta vergüenza nacional dará otro paso, habrá que ver en qué sentido.
No obstante, y antes de terminar, querría confirmar los vínculos del PSE con el Foro Ermua, uno de los demandantes en este caso: Carlos Totorika, alcalde de la localidad por el PSE, fue cofundador de este nido de alimañas; una de las miembros más activas de este Foro, Rosa Díez, lo fue durante su militancia en el socialismo vasco. Por supuesto, Nicolás Redondo Terreros, candidato a lehendakari por el PSE estuvo allí desde el principio. Pero hay más: nombres que el PSOE quiso relacionar con sus siglas, como Sabater o Mujika, que han estado afilando los sables de este grupo de arribistas.
Y esos son sólo los más conocidos. Así que insisto: el silencio del PSOE como organización, incluso con López y Ares en el banquillo de los acusados, se puede explicar por las relaciones de este partido con uno de los demandantes.